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martes, 21 de julio de 2015
EL BARÓN DE ESCRICHE DA MUERTE A LA "FIERA"
Esta historia, verídica, ha sido contada de diferentes maneras en otros tantos romances de ciego que han circulado por todo lo largo y lo alto del reino de Aragón.
Tal es el número y las versiones que del heroico suceso han aparecido, que es difícil apostar por una sola de ellas como la original aunque, todas, contengan parte sustancial del suceso, al estar recogidas directamente de la voz del pueblo llano.
La “fiera” conocía perfectamente la ruta del Barón desde su casa en la Plaza de San Juan (actual Casino), hasta la Casa Grande, ya en plena Baronía. El Barón solía subir y bajar a Teruel, desde sus propiedades, siempre llevando séquito. Por tal circunstancia la “fiera” solía conformarse con atacar a sus ganados y amedrentar a sus pastores.
Un día, cansado de las fechorías de la “bestia” decidió acabar con ella. Para lo cual se desprendió del séquito que le acompañaba y defendía. De esta forma esperaba que “el hijo del averno” esta vez, sí, diera la cara y le acometiera.
El encuentro tuvo lugar al pasar el de Escriche por el angosto estrecho que hay junto a la Peña el Macho, en el llamado Barranco de Río Seco. En la dura y estremecedora lucha que se desarrolló en tan solitario y apartado lugar, el Barón tenía el sol de cara y la “fiera” de espaldas, lo cual favorecía al enemigo. Sin embargo, el Barón aprovechó la desventaja haciendo que su pulidísimo espejo reflejara los rayos de sol sobre los ojos de la fiera. Aturdida la “bicha” un instante, fue aprovechado este momento de duda por parte del barón para clavarle la espada en su corazón y darle muerte.
Terminada la lucha y alertados por la algarabía y gritos que ambos habían dado en el combate, llegaron de Valdecebro y de las masadas de la Casa Grande un sin número de gentes a contemplar la muerte de tan endemoniado animal.
Pero, no acabaron aquí las dichas y venturas para los de Teruel en este señalado día de San Jorge pues, el Barón, tras golpear su espada manchada en sangre sobre la Peña el Macho, hizo brotar milagrosamente de ella un agua tan pura, que los de Teruel decidieron llevarla hasta la ciudad para beneficio de todos sus habitantes.
De esta forma se empezó a gestar la traída de aguas a Teruel desde la Peña el Macho y, el de Escriche, comenzó a titularse Barón. Para la importante empresa de las agua se contrató a un ingeniero francés llamado Pierres Vedel, cuyos "Arcos" son todavía la admiración de propios y extraños.
El título de Barón le fue otorgado por nuestro señor, el Rey del Aragón, en reconocimiento de tan claros servicios prestados a la comunidad. El Barón, al día siguiente, hizo de su propiedad tanto como abarcó cabalgando desde el alba hasta el ocaso. En total, la Casa Grande y doce masías con sus territorios.
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