Se sabe que nació en esta región de Asia Menor probablemente en el año 279 de nuestra era.
Recibió las aguas bautismales y se le impuso el nombre de Jorge, que significa hombre del campo.
Su madre, persona muy religiosa, le enseño la doctrina cristiana y le alentó en el estudio de la teología, el griego y el latín.
Su padre llamado Geroncio fue militar. A su muerte, Jorge marchó con su madre a vivir a Palestina y allí ingresó en la milicia siguiendo la vocación paterna. Muy joven accedió al grado de tribuno comiciano, es decir elegido por el pueblo.
En aquel entonces el Imperio Romano de Oriente tenía por emperador a Diocleciano y la capital en Nicomedia, donde residió Jorge. A la muerte de su madre, vende todos sus bienes heredados y reparte el dinero a los pobres.
En ese tiempo, el emperador publica un edicto de persecución a los cristianos el cual es expuesto en el palacio imperial. Jorge lo rompe y hace profesión pública de su fe, por lo que es encarcelado y sometido a varios tormentos de los cuales salía incólume hasta que finalmente fue decapitado, con toda probabilidad en el año 303. Su cuerpo, recogido por su siervo Pasícrates, fue llevado a Lydda donde se le dio sepultura, ya en tiempos del emperador Constantino, trasladado a un templo erigido en su honor y sus reliquias repartidas por todo el orbe cristiano.
Cuenta la leyenda que siendo rey de Aragón Pedro I y siguiendo los deseos de conquistar Huesca de su padre Sancho I de Aragón en el año 1096 Pedro I inició la conquista de nuestra ciudad que se encontraba en manos de los musulmanes del monarca de la Taifa de Zaragoza, la lucha fue muy dura y complicada, las milicias cristianas confiaban plenamente en Dios para salir victoriosos de aquella horrible batalla.
Dios envió al sacrificado San Jorge, que descendió del cielo a caballo, portando con el una cruz granate. los milicianos tras ver la señal de Dios regresaron al campo de batalla con más energía que nunca. Los musulmanes no se creían lo que estaba pasando y fueron derrotados, abandonando el lugar rápidamente. Tras medio año de acorralamiento, Pedro I entró en Huesca.
Para celebrar tal victoria se utilizó la cruz de San Jorge en las insignias de Huesca y de todo Aragón haciendo honor a su santo que les había salvado. todavía se puede ver la cruz en el escudo de Aragón.
En 1201, Pedro II fundó la orden militar de San Jorge de Alfama en un castillo cercano a Tortosa y Jaime I apoyó la fundación de cofradías bajo la misma advocación, como las erigidas en Huesca y Teruel en la mitad del siglo XIII.
Aunque no se dio una disposición canónica al respecto, puede afirmarse que San Jorge ha sido formalmente patrono de Aragón desde la Edad Media. la catedral y el concejo de Huesca, desde principios del siglo XV, por lo menos, vienen celebrando su fiesta con solemnidad litúrgica y procesión a la ermita del santo, sita en el Pueyo de Sancho.
La leyenda del dragón convirtió a San Jorge en un caballero vencedor de la tiranía. La ciudad libia de Silca estaba domeñada por un terrible dragón que se ocultaba en un gran lago. El monstruo despedía un terrible hedor que infestaba todos los alrededores. Había que alimentarlo para que no fuese a reclamar su comida a la ciudad.
Llegó un momento que no hubo más alimento para el dragón que los propios habitantes de Silca, quienes debían sortearse el sacrificio.
Un día la mala suerte recayó en la hija del rey. La princesa, resignada a su destino, se disponía ya a cumplir su terrible deber, cuando apareció San Jorge. La doncella le contó la terrorífica historia y el santo caballero se enfrentó al dragón al que doblegó y entrego prisionero y moribundo a la princesa para que lo condujera a la ciudad. Cuando todos los habitantes de Silca se hubieron convertido, San Jorge mató al dragón.
Este episodio del dragón llega a Occidente desde Siria en el siglo XI por medio de los cruzados. Simbólicamente el dragón enlaza con la idea oriental, especialmente sumerial, del gran adversario, y del caos primigenio de la cosmología mesopotámica. En el texto de la Leyenda Dorada alude a la peste, a las frecuentes y mortíferas plagas medievales.
La idea de enemigo primordial, y de la lucha heróica desplegada contra él, está además en relación con todos los mitos solares del Mediterráneo oriental, y es por extensión la representación del enemigo de Cristo y su pueblo. Enlaza por tanto con la lucha de la reconquista en territorio penínsular y con el milagro de la Batalla de Alcoraz en tierras aragonesas.
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