El mudéjar fue un arte que se
desarrolló en los reinos cristianos de la España medieval, pero que era
obra de los artesanos mudéjares, es decir, musulmanes que se
habían quedado en los territorios reconquistados pero mantenían su fe y buena
parte de sus costumbres.
Estos artesanos desarrollaron un
estilo arquitectónico que incorporaba referencias del gótico en aquel momento
en boga en la Europa cristiana, pero que incluía también sus
propios elementos de tradición musulmana.
Otra característica muy destacada es el uso de materiales considerados pobres: se desecha la piedra, que era la base casi exclusivo para la construcción en la época de torres e iglesias, y se usan el ladrillo y los azulejos. Además, de la necesidad se hace virtud y con estos materiales se diseñan elementos decorativos sencillos, pero de una belleza muy especial.
Cuatro
torres -además de la techumbre y el cimborrio de la
Catedral- forman lo más destacado del conjunto mudéjar de
Teruel.
Dos de ellas unen a su belleza
arquitectónica y a su valor histórico un encanto extra: son las protagonistas
de una de las más hermosas leyendas de una ciudad que, como Teruel, está llena
de leyendas.
Son
las del Salvador y San Martín,
y como suele ser el caso en estos asuntos, se trata de una historia de amor, y
como no podía ser menos, con un componente trágico.
La historia de
Zoraida, Omar y Abdalá
La leyenda de las torres del Salvador y
San Martín nos lleva al Teruel del S XIII por el que dos grandes amigos, Omar y
Abdalá, caminaban despreocupados sin saber que su vida iba a cambiar en el
instante en el que contemplaron, asomada a una ventana, a la bella Zoraida.
Empezó entonces una competición por el
amor de la joven y la amistad acabó convirtiéndose en odio. Según algunos ella
les pidió que cada uno construyera una torre, según otros estaban ya trabajando
en ellas, la cuestión es que el padre de Zoraida prometió la mano de su hija a aquel que acabara
antes las que hoy
son la Torre de San Martín y la del Salvador.
Las torres se elevaban mientras los dos
rivales las cubrían de andamiajes para que no pudiese seguirse bien desde el
exterior la evolución de la obra. Había turnos que llegaban hasta la noche,
multitud de obreros y un esfuerzo nunca antes visto en la ciudad.
Omar fue más rápido, pero el día que
anunció su victoria y descubrió su obra la ciudad, congregada a sus pies para
contemplarla, vió no sólo una bellísima torre sino que se dio cuenta que esta,
sorprendentemente,estaba
ligeramente inclinada. El propio Omar, al darse cuenta del
error terrible que había cometido, subió a lo más alto de su torre y se arrojó
al vacío acabando con su vida.
Del otro lado, la torre de Abdalá se terminó unas semanas
después y se mostró a todo Teruel tal y como la vemos hoy en día: tan
bella como perfectamente recta y, lo que resultó sorprendente, con un
notable parecido a la de San Martín.
Por supuesto, Abdalá
se casó con Zoraida, si bien la leyenda no alcanza a contarnos
si fueron felices el resto de sus días o si, quizá, el recuerdo del desdichado
Omar ensombreció su felicidad.
Hoy en día la torre del Salvador es
un centro de interpretación del arte mudéjar en el que se puede acceder hasta
su parte superior, en lo que resulta una de las visitas más interesantes de la
ciudad. Allí, desde lo alto y rodeado de campanas, se puede ver todo Teruel y
uno puede incluso imaginarse la angustia de Abdalá y Omar, mientras veían
crecer la obra de su rival.
La ciudad de Teruel atesora
un rico patrimonio artístico mudéjar,
reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1986,
y que incluye monumentos mudéjares tan importantes como la iglesia de Santa
María de Mediavilla y las torres de El Salvador, San Martín y San Pedro, con la
iglesia homónima también de arte mudéjar.
Dos aspectos principales diferencian
al mudéjar de Teruel con
el resto de España: la abundancia y diversidad de cerámica vidriada en la
arquitectura (en el aragonés lo vemos, pero en menor medida), y la apertura a
estructuras y ornamentos de tradición almohade debido a su ubicación
geográfica.
El mudéjar de Teruel una
visita obligada por su belleza y esplendor, una ciudad mágica que nos llevará
hasta otra época sólo con pasearla…
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