sábado, 30 de enero de 2016

IV CENTENARIO DE LA MUERTE DE CERVANTES

   Este 1 de enero de 2016 comenzó el año Cervantes, dedicado, en el cuarto centenario de su muerte, al más célebre escritor en lengua española de todos los tiempos.
El 22 de abril de 1616, a la edad de sesenta y ocho años, murió en Madrid Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616)
    Miguel de Cervantes, el personaje real, ha quedado con frecuencia ocultado por la proyección de la figura quijotesca protagonista de su gran creación literaria. Tuvo sin embargo una extraordinaria trayectoria vital.
   La vida de Cervantes fue ciertamente una ininterrumpida serie de pequeños fracasos domésticos y profesionales, en la que no faltó ni el cautiverio, ni la injusta cárcel, ni la afrenta pública.    No sólo no contaba con rentas, sino que le costaba atraerse los favores de mecenas o protectores; a ello se sumó una particular mala fortuna que lo persiguió durante toda su vida.
   Sólo en sus últimos años, tras el éxito de las dos partes del Quijote, conoció cierta tranquilidad y pudo gozar del reconocimiento hacia su obra, aunque sin llegar nunca a superar las penurias económicas.
A principios de 1616 estaba terminando una novela de aventuras en estilo bizantino: Los trabajos de Persiles y Sigismunda.
    El 19 de abril recibió la extremaunción y al día siguiente redactó la dedicatoria al conde de Lemos, ofrenda que ha sido considerada como exquisita muestra de su genio y conmovedora expresión autobiográfica: «Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir...».
Agonía de Cervantes (óleo de Eduardo Cano de la Peña)

Unos meses antes de su muerte, Cervantes había tenido una recompensa moral por sus penurias e infortunios económicos: uno de los censores, el licenciado Márquez Torres, le envió una recomendación en la que relataba una conversación mantenida en febrero de 1615 con notables caballeros del séquito del embajador francés: «Preguntáronme muy por menor su edad, su profesión, calidad y cantidad. Halléme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre, a que uno respondió estas formales palabras: "Pues ¿a tal hombre no le tiene España muy rico y sustentado del erario público?". Acudió otro de aquellos caballeros con este pensamiento y con mucha agudeza: "Si necesidad le ha de obligar a escribir, plaga a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico a todo el mundo"».

1 comentario:

  1. Hola me gustaría saber si me podrías mandar imágenes de los amantes de Teruel sin pintar ya que estoy haciendo una unidad didáctica sobre los amantes de Teruel, gracias

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