El mudéjar
es sin duda una de las principales señas de identidad de la capital turolense,
junto con Los Amantes y el jamón. Sin embargo, Teruel es mucho más y en sus
calles alberga también importantes joyas modernistas. El movimiento modernista
que empapó Teruel estuvo encabezado por Pablo Monguió, discípulo del maestro
Gaudí. Monguió fue quien se responsabilizó de las obras más destacadas y su
firma permanece junto a ellas. La explosión comercial de principios del siglo
XX derivó en presupuestos y proyectos extraordinarios.
Los turolenses de principios
del siglo XX observaron cómo se incrustaban en su trama urbana edificios con un
nuevo lenguaje arquitectónico influenciado por lo que se construía en otras
ciudades, sobre todo de Cataluña. La inexistencia de ensanche de la ciudad en
ese momento, que apenas contaba con 10.000 habitantes, supuso que desde 1890 se
iniciara una renovación de las edificaciones existentes en el Centro
Histórico.
Las construcciones vinculadas a
la iglesia y a órdenes religiosas adoptaron formas arquitectónicas basadas en
el pasado, lo que se denomina historicismo, y es en la arquitectura
civil donde aparece el modernismo con gran vigor.
Aunque hay interesantes ejemplos de
la arquitectura modernista dispersos por toda la ciudad, los edificios más
emblemáticos se sitúan en el ámbito de la Plaza del Torico (actual Carlos
Castel), centro vital y psicológico de Teruel. Todos ellos son obra de Pablo
Monguió, construidos entre 1910 y 1912. Dos de los edificios apoyan su fachada
principal sobre los sólidos soportales de la plaza:
Casa de Tejidos El Torico mucho más compleja y con una mayor densidad
ornamental, cuyo gracioso torreón rompe la marcada simetría de la fachada.
CASA FERRÁN en la Calle Nueva, es uno de los máximos exponentes del modernismo en
Teruel. Los materiales: fundición,
piedra, hierro forjado y madera, se convierten en masa
obediente para lograr, entre ellos, una sinfonía perfectamente estructurada.
CASA BAYO En ésta resalta ante todo el color
azul con que está decorada y la forja típica de
principios de siglo XX en la que encontramos elementos naturales como
vegetación o la mariposa que la hacen singular.
CASA ESCRICHE , actualmente restaurada y sede de La Comarca de Teruel.
El edificio, según registro de la propiedad, fue construido en 1874.
LA ESCALINATA fue construida en 1921
por el arquitecto D. José Torán con el objetivo de comunicar el centro de la ciudad con la estación de ferrocarril.
Aunque en principio era una obra meramente funcional, este arquitecto mezcla
los estilos de la ciudad ya que podemos ver el mudéjar en los materiales con
los que construye y decora la escalera, ladrillo y cerámica, y el modernismo en
la forja de las farolas.
La Ermita de la Virgen del Carmen nos ofrece un representativo ejemplo. Inserta en un lenguaje netamente modernista donde se aprecian multitud de elementos historicistas, fundamentalmente neomudéjares y neogóticos.
Iglesia de Villaspesa. Obra del arquitecto Pablo Monguió. Lo más interesante es el pórtico de la fachada, combinación de piedra y ladrillo, que recuerda la escuela del Arrabal de Teruel. Exteriormente la iglesia es más hermosa que al interior, presentando sus fachadas laterales con grandes arcos apuntados.
Otros elementos modernistas son el Colegio de San Nicolás, las Escuelas del Arrabal, el Asilo de Ancianos, la Tabacalera...
De este movimiento también quedan en
Teruel otros elementos más allá de los puramente arquitectónicos, como son obras
en forja en algunas iglesias y comercios de la ciudad. Por todo ello, la
ciudad entró recientemente a formar parte de la Ruta Europea del Modernismo.