domingo, 30 de junio de 2013
domingo, 2 de junio de 2013
LA BARONÍA DE ESCRICHE
La villa de Escriche , también llamada
en Corbalán Baronía de Escriche, comprendía la llamada Casa Grande de Escriche
y las masias de La Casa Baja, El Espinal, Fuen del Berro, La Hita, La
Rinconada, La Solana y La Peñuela. Siendo el núcleo central la casa Grande que
se encuentra a 7 kilómetros de Corbalán, aproximadamente.
La más destacada de estas masías es
la Casa Grande donde se ejercía la capitalidad de la villa y donde se halla el
palacio del Barón de Escriche también llamado Casa Grande y del cual toma
nombre la masía.
Cuenta la tradición que era tal el
poder del Barón de Escriche en sus dominios, que tenía jurisdicción plena, es decir, que
podía juzgar e incluso condenar a muerte por delitos cometidos bajo su
jurisdicción.
El palacio es un edificio rectangular
de tres plantas situado en la falda de una gran colina. En la planta baja se
situaban las dependencias de la servidumbre, la cárcel, las cuadras y el
patíbulo.
La iglesia parroquial de San Bartolomé
se encuentra situada al lado del palacio de los Barones de Escriche. Se trata
de una obra barroca de la segunda mitad del siglo XVII, con fábrica de
mampostería, tres naves en su interior, la central cubierta por bóveda de medio
cañón y lunetos, y las laterales, de arista.
LA LEYENDA DE LA FIERA DE
ESCRICHE
En tiempos antiguos había una fiera que asolaba los terrenos de Escriche y alrededores. Era tal su fiereza que nadie había podido darle caza y los destrozos y muertes que causaba en el ganado eran muy grandes. Ante esto los vecinos acudieron al rey que no supo como dar muerte a esta fiera y prometió una gran recompensa a quien lo hiciera. Se presento un soldado fugitivo curtido en mil batallas que pidió únicamente una espada, un espejo y un caballo.
El soldado fue a la busca de la fiera, cuando la encontró utilizó el espejo a modo de escudo. La fiera al verse reflejada creyó encontrarse ante un animal de su especie lo que le hizo dudar un rato, momento en que el soldado aprovecho para matar a la fiera. En recompensa en rey le otorgo todas aquellas tierras que pudiese recorrer con su caballo en un día. Estas tierras fueron las de la Baronía de Escriche y el soldado fue el primer Barón de Escriche.
Esta leyenda está representada en un mural de la Casa Grande donde se narra el momento en que el soldado da muerte a la fiera que aparece pintada como un dragón. Se trata pues de una leyenda que entronca con las leyendas medievales tales como la de S. Jorge y el dragón.
En tiempos antiguos había una fiera que asolaba los terrenos de Escriche y alrededores. Era tal su fiereza que nadie había podido darle caza y los destrozos y muertes que causaba en el ganado eran muy grandes. Ante esto los vecinos acudieron al rey que no supo como dar muerte a esta fiera y prometió una gran recompensa a quien lo hiciera. Se presento un soldado fugitivo curtido en mil batallas que pidió únicamente una espada, un espejo y un caballo.
El soldado fue a la busca de la fiera, cuando la encontró utilizó el espejo a modo de escudo. La fiera al verse reflejada creyó encontrarse ante un animal de su especie lo que le hizo dudar un rato, momento en que el soldado aprovecho para matar a la fiera. En recompensa en rey le otorgo todas aquellas tierras que pudiese recorrer con su caballo en un día. Estas tierras fueron las de la Baronía de Escriche y el soldado fue el primer Barón de Escriche.
Esta leyenda está representada en un mural de la Casa Grande donde se narra el momento en que el soldado da muerte a la fiera que aparece pintada como un dragón. Se trata pues de una leyenda que entronca con las leyendas medievales tales como la de S. Jorge y el dragón.
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