
La cerámica tradicional turolense, aparece entre los siglos XIII y XIV. Estamos en el inicio de una auténtica cerámica mudejar; cerámica que vendrá desarrollándose de igual manera en los siglos venideros.


Alrededor de la arcilla y la cerámica se desarrollaron una serie de oficios que participaban en el proceso de su fabricación. Estos oficios ocuparon a una importante parte de la población y fue común que sus operarios se asentaran en torno al lugar en el que realizaban la actividad, lo que dio origen a algunos barrios. Ya en el Fuero de Teruel se regulaban de manera bastante precisa las medidas y las normas de calidad de las distintas piezas que se producían.


Es frecuente encontrar en la decoración de la cerámica turolense motivos como animales fantásticos, cenefas a base de dibujos geométricos, peces, pájaros con moñote, vegetales y otros. En los barnizados se han venido utilizando una mezcla acuosa con fórmulas específicas de cada artesano a base de estaño, plomo, sílice… Para obtener los colores verdes, morados o azules, que fueron los más habituales, se utilizaban óxidos de cobre, hierro, manganeso o cobalto.
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