La presencia judía en Teruel se documenta desde el siglo XIII y dura hasta su expulsión en 1492, si bien una gran parte de las familias se convirtieron al cristianismo. Tuvieron una gran influencia en lo económico y comercial, y contribuyeron al desarrollo de las otras culturas. En la actualidad apenas quedan restos de las juderías, pero éstas todavía tienen un potencial turístico importante.
Las aljamas o comunidades judías en las ciudades no eran muy numerosas, en el caso de Teruel capital se llegaron a contabilizar unas 350 ó 400 personas en su máximo esplendor, pero sí fueron fundamentales para el desarrollo socioeconómico de la ciudad, ya que conformaban una importante clase media con una gran influencia comercial y económica.
Los judíos regentaban algunos de los comercios más importantes de la ciudad, y favorecieron el comercio con todas las regiones limítrofes. Además, en su condición de banqueros prestaron grandes cantidades de dinero a las otras comunidades (cristiana y musulmana) lo que favoreció su desarrollo.
La cultura hebrea, a diferencia de la mudéjar, no dejó grandes monumentos que visitar, apenas quedan vestigios de la época. A lo sumo, un entramado de callejuelas como sucede en la capital turolense.
A finales de la década de los 70 se llevo a cabo el hallazgo de los primeros restos materiales de la propia judería, entendida como espacio social y urbanístico. Tras el hundimiento del suelo en la plaza de la judería de Teruel, ocurrido en 1978, quedaron al descubierto unos restos de cierta envergadura, construido mediante arcos fajones apuntados, tal y como se observa en la imagen así como un pequeño conjunto de lámparas rituales judaicas.
El hallazgo correspondía a tres ejemplares incompletos de lámparas rituales o hanukiya recogidas en esas mismas fecha, elaboradas en cerámica y de cronología bajomedieval. Se trata de un objeto ritual de carácter religioso y uso doméstico formado por nueve lámparas, utilizado durante la fiesta de Hanukah o fiesta de las Luces, que duraba ocho días durante los cuales se iba encendiendo una lamparilla cada día.
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